miércoles, 25 de febrero de 2015

Hasta Donde Tus Sueños Te Lleven (II entrega)


Continuando con las entregas de este excelente libro, continuamos con "el David, en esta ocasión aprendiendo de su maestro, Joshua, en el templo de Rongbuk. Joshua habla, le dice:




"La impaciente sociedad, que quiere resultados instantáneos, nos empuja a la frustración, pero la vida suele entregar sus frutos lentamente. Primero hay que pagar un precio, HAY QUE SEMBRAR MUCHO, antes de recoger la cosecha. Se necesita más aguante y constancia de lo que algunos se imaginan.
La vida tiene su particular proceso y nos hará pasar por esas fases de gestación, momentos de cambios, de contradicciones y dudas, que serán autenticos desafíos, pruebas de paciencia, de fe y perseverancia."






"Sin embargo, el verdadero cambio se está forjando en nuestro interior. Aquellos que toman la decisión de permanecer en el camino, los que no se dan por vencidos, los que siguen sembrando y cuidando su jardín, verán crecer sus frutos y finalmente recogerán la cosecha de sus sueños."




"Hay que saber que generalmente todo proceso viene precedido por un gran problema, al igual que el maravilloso milagro del amanecer viene precedido de la profunda oscuridad de la noche."


"Un buen día dejaron a un cura el cuidado de un niño durante una tarde; era un niño revoltoso como él solo. Después de un par de horas, el cura estaba desesperado porque el niño no paraba un instante y se acercaba la hora del sermón. Como tenía que hacer algo para que estuviese entretenido, mientras hojeaba una revista se le ocurrió una gran idea; arrancó una hoja de la revista en la que aparecía un mapamundi, la hizo añicos con cuidado y entregó los papelitos al niño diciendo:
-Aquí tienes un rompecabezas, es el mapa del mundo, a ver si para cuando termine el sermón lo tienes montado.

El cura fue a cambiarse convencido de que el pequeño tendría para unas horas si es que alguna vez llegaba a terminar el puzle. El niño miró los trozos de lo que parecía una misión imposible, <arreglar el mundo>.
Como los niños son curiosos, se fijó en el reverso de uno de los trozos y vio que era la cara de una persona.
Entonces dio la vuelta a todos los trozos. Cogió una hoja y sobre ella comenzó a ensamblar aquel rostro desconocido. Cinco minutos más tarde, la cara estaba perfectamente montada, así que puso otra hoja encima del rostro y le dio vuelta.
En ese momento el cura regresó, ya preparado para ir a dar su sermón; tan solo habían pasado 5' cuando el niño orgulloso le mostró el mapamundi recompuesto. El párroco, sorprendido, no saba crédito a sus ojos y le preguntó;:
-Pero ¿cómo lo has hecho? ¿Cómo has arreglado el mundo?
A lo que el ingenioso niño respondió:

- No, yo no he arreglado el mundo, eso era muy difícil, pero vi que detrás había una persona y cuando la persona estuvo bien, el mundo también lo estuvo.


Ése fue el sermón que dio el cura aquel día:


<Cuando tu estás bien el mundo está bien>, cuando tú estás bien el mundo parece estar mejor, por eso tienes que invertir en tí, para crecer, para aprender y comprender; porque cuando te sientes bien emocionalmente, te sientes fuerte, con la capacidad para pasar a la acción, te sientes más seguro ante las situaciones a las cuales has de enfrentarte y más optimista de cara al futuro."

David comprendió con esa historia los rápidos cambios que en ocasiones sufrimos en nuestros sentimientos y se percató de esa realidad tan simple: cuando estamos mejor con nosotros mismos, vemos nuestro mundo mucho mejor.
Ambos estaban ya cansados tras una larga jornada, por lo que una vez dicho esto, y con el beneplácito de David, Joshua decidió dar por finalizado el día.
Tras una ligera cena,  David se acostó.












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